Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor y la violencia se practica a pleno día. - John Lennon.

lunes, 11 de julio de 2011

Reflexiones del horizonte.




Quiero jugar al escondite, darte mi ropa, decirte que me gustan tus zapatos. Sentarme en la escalera mientras te das un baño. Y masajear tu cuello, besar tu cara, y cogerte de la mano e ir a pasear. No me importará cuando te comas mi comida. Y encontrarte en un Rudy’s y hablar sobre el día, hablar sobre tu día y reírme de tus paranoias. Y darte discos que no escuchas, ver buenas películas, ver películas horribles y hablarte del programa de televisión que vi la noche anterior y no reírme de tus bromas. Desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más. Decirte cuánto me gustan tus ojos, tus labios, tu cuello, tus tetas, tu culo. Y sentarme en la escalera, fumando, hasta que tus vecinos vuelvan a casa. Y sentarme en la escalera, fumando, hasta que tú llegues a casa. Y preocuparme cuando llegas tarde y sorprenderme cuando llegas pronto. Y regalarte girasoles. E ir a una fiesta y bailar. Pedirte perdón cuando me equivoquo y alegrarme cuando me perdonas. Ver tus fotos y desear haberte conocido desde siempre. Oir tu voz en mi oído y sentir tu piel en mi piel. Y asustarme cuando te enfadas. Y decirte que eres maravillosa. Abrazarte cuando estás nervioso y abrazarte cuando estás herida. Desearte cuando te huelo y ofenderte cuando te toco. Y quejarme cuando estoy a tu lado, y también cuando no. Tumbarme sobre tu pecho. Cubrirte por la noche y tener frío cuando coges la manta y calor cuando no. Derretirme cuando sonríes y disolverme cuando ríes. Pero no puedo entender cómo piensas que te estoy rechazando cuando no te estoy rechazando, y pensar cómo puedes llegar a pensar que podría rechazarte. Y preguntarme quién eres, pero aceptarte de todas formas. Y hablarte del “ángel del árbol”, el chico del bosque encantado que voló a través del océano porque te amaba. Y comprarte regalos que no quieres, y volver a devolverlos. Pedirte que te cases conmigo. Y que me digas “no” una vez más. Pero yo seguir pidiéndotelo porque tu crees que no es en serio. Pero siempre lo ha sido, desde la primera vez que te lo pedí. Ando por la ciudad, pensando... pero está vacía sin ti, pero yo quiero lo que tú quieres. Y pensar que estoy perdiendome. Pero te diré lo peor de mí e intentaré darte lo mejor de mí, porque no te mereces menos. Responder a tus preguntas cuando preferiría no hacerlo. Y decirte la verdad, cuando en realidad no quiero. E intentar ser honesta, porque sé que lo prefieres así. Y pensar que todo está perdido, pero esperar sólo 10 minutos más antes de que me eches de tu vida, de que olvides quién soy. Y dejarme intentar acercarme a ti. Y, de alguna manera, de alguna manera, comunicar algo del irrefrenable, eterno, aplastante, incondicional, inabarcable, enriquecedor, expansivo, continuo e interminable amor que siento por ti.